EL ESTUDIO DE LA BIBLIA SEGUN SUS TEMAS
EL TEMA BIOGRAFICO.
Este puede resultar un estudio altamente provechoso e inspirador. Se ha calculado que la Biblia menciona cerca de tres mil personajes diferentes, cada uno de ellos con sus características específicas.
Quizá una de las razones por qué resulte tan fructífero este sistema, se ha debido a la verdad variedad de los personajes bíblicos. Se habla tanto de hombres como de mujeres y niños; los hay valientes y cobardes, perversos y santos; algunos alcanzaron gran renombre, otros permanecieron en la oscuridad; de algunos se narran extensas e interesantes biografías, mientras que otros prácticamente se pierden en el anonimato. Pero lo que de ellos se narra, constituye una rica fuente de conocimientos en relación con el plan de Dios para la humanidad.
1.- El nombre, lo primero que nos interesa es el nombre.
2.- Los rasgos físicos, no hay que abrigar esperanzas de encontrar mucha información a este respecto.
3.- Antepasados y descendientes, en esta sección la búsqueda tiene que ver con las características de los antepasados y los descendientes del personaje.
4.- Su niñez y juventud, aquí se estudia ya directamente la vida del individuo, buscando acontecimientos o influencias que en una forma u otra moldearon su carácter e influyeron decisivamente en la trayectoria posterior de su vida.
5.- Su ocupación Estudiemos ahora su trabajo. Encontraremos que éste encierra buen número de facetas diferentes; por ejemplo. Los lugares donde trabajo.
6.- Carácter. Lo que más importa de un hombre no es lo que hace, sino lo que es; por tanto, su carácter es un aspecto clave del estudio.
7.- Su vida espiritual. En gran parte elegimos a un personaje para estudio por las lecciones que su vida espiritual nos pueda ofrecer.
8.- Influencia en su vida. Aquí dedicaremos tiempo a la consideración de todas aquellas influencias ejercidas sobre la vida de nuestro personaje por individuos, circunstancias y fuerzas que modelaron su vida y al final jugaron un papel definitivo en sus decisiones.
9.- Su influencia sobre los demás. Los hombres no son sólo receptores pasivos de los efectos de circunstancias, fuerzas o personas, sino que voluntaria o involuntariamente también una influencia definida sobre quienes los rodean.
10.- El pecado en su vida. Parte de la experiencia espiritual del individuo es, claro está, sus luchas con el pecado.
11.- Conclusiones. Al estudiar los puntos anteriores, habremos acumulado considerablemente información sobre el personaje bajo estudio.
EL TEMA HISTORICO.
La Biblia se ha constituido en un infalible libro de historia para esos estudiosos. No fue escrita con ese fin, pero sus narraciones se han verificado a través de los siglos, encontrándoseles siempre veraces.
Para el progreso en la aplicación de este método, se recomienda un procedimiento similar al sugerido para el sintético; esto es, principiar con lo general, y avanzar paulatinamente hacia lo detallado y minucioso, en este caso, la primera área de estudio será la Biblia entera. Con esto queremos decir que debemos primero ubicarnos históricamente en relación con todo el período bíblico, antes de concentrar nuestra atención en el pasaje que específicamente nos interesa.
Una vez que contemos con el cuadro histórico general, podremos realizar un estudio más detallado. Este se puede efectuar de tres maneras principales.
Primera, dedicándonos al estudio de un periodo especifico de la historia bíblica. Por ejemplo, el tiempo de los jueces aquí es posible adentrarse en los detalles y circunstancias de este lapso de la historia de Israel. El reino de Salomón sería otra época rica en enseñanzas.
La segunda forma es estudiar la perspectiva histórica de un solo libro. La comprensión exacta de algunos de ellos, en gran parte depende de los antecedentes que poseamos sobre los eventos que allí se narran.
Por último se puede someter un solo capítulo al análisis histórico. Cuántos emocionantes descubrimientos nos esperan al estudiar en esta forma, por ejemplo, el capítulo 6 de la profecía de Isaías. Llegaremos a comprender por qué el profeta principia el capítulo aclarando: «En el año que murió el rey Uzías…»
EL TEMA PROFETICO.
Para muchos cristianos, hablar de profecía significa perder tiempo. Es importante y aun urgente, que nos entreguemos a un estudio serio de la profecía bíblica. Además, no menos que una tercera parte de la Biblia está dedicada a asuntos proféticos, de tal manera que si en verdad nos interesa llegar a conocer la Palabra de Dios, irremisiblemente nos veremos obligados a dedicar una buena parte de nuestro tiempo a ellos.
Profecía es la proclamación de la voluntad de Dios para los hombres, y en ocasiones incluye el anuncio de algún evento futuro como parte del cumplimiento de esa voluntad. La profecía no es la bola de cristal de Dios dada a los hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de la voluntad de Dios para los hombres, y en ocasiones incluye el anciano de algún evento futuro como parte del cumplimiento de esa voluntad. La profecía no es la bola de cristal de Dios dada a los hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de su voluntad soberana y amorosa para toda la creación, y su llamamiento a un pacto de fidelidad con el pueblo que es llamado por su nombre, y el cual está listo para seguirlo son el conocimiento previo de hacia donde le lleva. La esperanza que se ve, no es esperanza. Romanos 8:24. Hoy día, la iglesia necesita la profecía más que nunca, no para condenar a los paganos, ni para satisfacer una curiosidad necia, sino para despertar un sentimiento de insatisfacción con nuestra propia situación, y para encender los corazones tibios con una esperanza vital en el glorioso mundo futuro de Dios, el cual será dado a conocer en la aparición de nuestro Señor Cristo Jesús.
Estudiar la Biblia siguiendo este método significa la lectura repetida del libro o porción deseada. Aún cuando en la primera lectura parezca un confuso laberinto de ideas, personajes, lugares, etc., no debemos desmayar, sino seguir leyendo hasta lograr organizar su contenido.
1.- Es de gran importancia ubicarnos en el medio ambiente del profeta.
2.- Se busca también los temas principales del pasaje.
3.- La descripción de la personalidad y las características del mensajero también interesan.
4.- Durante lecturas subsecuentes anotaremos lo más posible, la cronología del pasaje profético.
5.- Ahora enfocaremos la atención sobre los individuos a quienes se dirigió el mensaje de Dios por boca del profeta.
6.- Se debe buscar también los propósitos que Dios haya tenido para enviar a su mensajero.
7.- Enseguida se debe trabajar exclusivamente en los mensajes proféticos.
8.- El siguiente paso será comparar cada mensaje con pasajes similares o paralelos en otras partes de las Escrituras.
9.- Por fin arribamos a la delicada tarea de clasificar el contenido de los distintos segmentos de la porción bajo estudio.
A.- Los pasajes proféticos y los didácticos.
B.- Los mensajes que ya se hayan cumplido, o los que aún están por cumplirse.
10.- Una vez formado un criterio sobre el mensaje de la profecía, resta solamente elaborar las conclusiones y aplicaciones personales.
EL TEMA TEOLOGICO.
La teología no es más que el estudio de las enseñanzas contenidas en la Biblia. Frecuentemente se le denomina también como la ciencia que estudia a Dios.
Se denomina ciencia a la teología porque consiste en hechos o verdades relacionadas con Dios y las cosas divinas, presentadas en forma lógica y ordenada. El vocablo religión se deriva de una palabra latina que significa ligar; en otras palabras, la religión representa aquellas actividades que ligan al hombre a Dios en cierta relación. La religión es una práctica, mientras que la teología es conocimiento. La religión y la teología deben marchar unidas de la mano en la experiencia bien equilibrada; empero en la práctica son separadas a veces, de manera que no puede ser teólogo sin ser verdaderamente religioso, y por otra parte, uno puede ser verdaderamente religioso sin poseer un conocimiento sistemático de las verdades doctrinales.
El material con el cual trabaja la teología es la Escritura. Es la Biblia la cantera de donde se desprenden las verdades gloriosas utilizadas en la construcción del edificio de la doctrina cristiana.
Si como hemos dicho antes, la Biblia es la base de la doctrina del cristianismo, es imprescindible que el cristiano, además de otros métodos practique el teológico, buscando cimentar debidamente su fe, y a fin de presentarle un fundamento sólido a sus creencias. Especialmente el pastor, el predicador, el maestro o el misionero, deben familiarizarse con esta forma de estudio, pues de ello dependerá en mucho la solidez de su predicación y enseñanza. Para estudiar la Biblia de acuerdo con este sistema, se ponen en práctica cuatro pasos definidos. Cada uno de ellos, a la vez que es progresivo, pretende llevar al estudiante a la médula doctrinal de la porción elegida.
1.- El descubrimiento. No es raro que leamos muchas veces algún pasaje bíblico sin percatarnos de que contiene profundas enseñanzas doctrinales.
2.- La comparación. La lista de enseñanzas doctrinales que hayamos compilado en el proceso anterior, servirá para iniciar la labor de confrontación entre las diferentes declaraciones del texto.
3.- La organización. Reunidas ya todas las enseñanzas doctrinales de un segmento bíblico, el siguiente paso consistirá en su organización.
4.- La interpretación. El último paso en el método teológico, consistirá en encontrar el significado de las palabras del escrito.
La manera de obtener el significado de las palabras en el pasaje, es por medio del contexto.
EL TEMA DEVOCIONAL.
Se conoce este método con el nombre de «devocional», porque acentúa el estudio con el fin de producir la edificación de la vida espiritual del cristiano, llevándole a una experiencia más real de su conocimiento de Dios y de su entrega personal a él.
Este tipo de estudio lo podemos practicar cuando menos de cuatro diferentes maneras:
1.- Progresivo. Para un gran número de cristianos, estudiar la Biblia significa únicamente leerla progresivamente de Génesis a Apocalipsis.
2.- Práctico. Una segunda forma de realizar el estudio devocional, consiste en analizar pasajes que sean adecuados a nuestro interés o a nuestra necesidad espiritual.
3.- Pastoral. La vida cristiana no es una emoción momentánea; es un proceso que dura toda la vida.
4.- Personal. Las Escrituras serán a nuestro corazón dulces como la miel, sólo en la medida en que logremos localizar entre sus páginas a Jesucristo, el Hijo muy amado del Padre, en el cual él tiene su contentamiento.
Una vez elegida la porción que deseamos estudiar, la cual puede ser un libro, un capítulo, un párrafo o un versículo, procedemos a establecer primero la similitud entre las circunstancias en que vivían los personajes del pasaje, y las de los tiempos de Cristo.