Homilética

DEFINICIÓN:  “Homilética es el arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios.  Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar efectivamente.”

 Introducción

 El sermón es la médula que aporta el atractivo principal a los cultos y reuniones cristianas.  Los miembros acuden para ser alimentados espiritualmente, para ser fortalecidos, edificados, consolados y advertidos.  Es inmensamente importante la presentación de la Palabra Santa, como para hacerlo de manera apresurada o sin un plan estratégico.

 La predicación es una oportunidad para alimentar a nuestros oyentes de manera eficaz, o contrariamente podríamos estar proporcionando comidas que causen  indigestión o una falsa sensación de saciedad,  que por su escaso nivel proteínico solo “engordara” pero no nutriera.

 I-  Bases para desarrollar y presentar un mensaje.

 1-Tener la plena certidumbre de que Dios nos llamó para ser heraldos suyos, tenemos en nosotros un gran tesoro, no miremos al vaso de barro que lo contiene. Somos portavoces del Señor.  No proclamamos nuestros intereses ni puntos de vista, proclamamos la Palabra de vida.

 2- En consecuencia, no tenemos porque hablar con términos rebuscados para amoldar nuestra predicación al gusto de los oyentes, ni endulzar las palabras, para caer simpáticos o buscar ser complacientes.  Sí, debemos ser decorosos y en lo posible evitar palabras hirientes, así como términos grotescos.  La misma Palabra es clara, debemos dar gracia a los oyentes, aún en nuestras conversaciones diarias (Efesios 4:29) y mucho más deberíamos tener en cuenta esta recomendación, en la presentación de un mensaje.

 3- La finalidad de la predicación es clara: Presentar un mensaje de salvación (Rom. 10:17; Hech. 4:41).  o de edificación  (2Tim. 3:16). Se debe buscar frutos que aseguren la comprensión de la predicación, es instar a la decisión, determinación y acción.  Esto implica un conocimiento profundo de las escrituras, saber cuales pasajes se adecuan y son más comprensibles a nuestro auditorio, según el fin que buscamos.

 4-  Nunca valernos de un sermón para lanzar mensajes personales contra un individuo o familia en particular, éstas cuestiones deben tratarse personalmente con los afectados, nunca desde un pulpito y si así lo hiciéramos menoscabaríamos nuestra reputación y opacaríamos la fuerza del evangelio.

5- El predicador debe cultivarse espiritualmente leyendo y conociendo la Biblia de manera sistemática y profunda. Es importante memorizar versículos claves teniendo en cuenta los tópicos relevantes como: perdón de pecados, arrepentimiento, salvación, bautismo, etc. Y orar buscando siempre la palabra de sabiduría y revelación.

6- La importancia del conocimiento secular es también relevante, además de leer revistas cristianas, periódicos, debe además estar informado de la actualidad.  la noción de gramática, historia, geografía, filosofía, etc. es apreciable en un predicador, la falta de estos conocimientos se hace enseguida patente, no solo por su forma de expresarse, si no también por las apreciaciones herradas o limitadas que dan muy mala impresión en los oyentes.

 II- SELECCIÓN DEL TEMA Y DEL TEXTO

 1-  Para presentar las verdades de un modo claro y lógico y no confundir a los oyentes ni fatigarlos debemos tomarnos el tiempo necesario para buscar información sobre el tema que queremos predicar. – Debemos tener claramente definido el tema en nuestra mente, sin ambigüedades, nos ayudará hacernos las siguientes preguntas: ¿De qué voy a hablar? ¿Por qué quiero hablar de éste tema? ¿Qué fin persigo con éste tema?

1.a – Se debe presentar y desarrollar un solo tema, nunca mezclar contenidos, porque solo creará confusión en la mente de nuestros oyentes.  Si el sermón es sobre la gracia, todo el hilo conductor debe ser la gracia, no podemos concluir con las obras, la justificación o con ningún otro tema ajeno al eje central.

 2- Diversas maneras de conseguir un tema:

 A-    . Observando las necesidades de la congregación o grupo: si están  pasando una específica, o falta paciencia, amor, o hay un ambiente de falta de perdón o chismes, etc.

B-    . La lectura devocional de la Biblia que hacemos en privado

C-    . Mensajes de otros predicadores

D-    . De las visitas a miembros o conversaciones con hermanos e inconversos.

E-     .En sucesos cotidianos que suceden a nuestro alrededor.

F-     . Pidiéndoselo a Dios en oración, que coloque un tema específica en nosotros.

G-    . No Repetir, revisar los temas anteriores para lograr variedad y amenidad.

 3- ¿Escoger primero el tema o el texto?

 No se puede definir con exactitud que, que se debe buscar primero, ya que  podría ser un texto bíblico el que primeramente nos cautive y nos mueva a escribir y desarrollar un tema en torno a él, como también podría ser que un tema, surja como respuesta a una necesidad o situación del momento.  Se puede afirmar entonces, que no hay regla concreta con respecto a esto.

 III- Titulo del Sermón

 El Dr. J. H. Jowett dice: «Tengo la convicción de que ningún sermón está en condiciones de ser escrito totalmente, y aún menos predicado, mientras no podamos expresar su tema en una sola oración gramatical breve, que sea a la vez vigorosa y tan clara como el cristal. Yo encuentro que la formulación de esa oración gramatical constituye la labor más difícil, más exigente y más fructífera de toda mi preparación. El hecho de obligarse uno a formular esa oración desechando cada palabra imprecisa, áspera o ambigua, disciplinando el pensamiento hasta encontrar los términos que definan el tema con escrupulosa exactitud, constituye uno de los factores más vitales y esenciales de la hechura del sermón. Y no creo que ningún sermón pueda ser esbozado, ni predicado, mientras esa frase no haya surgido en la mente del predicador con la claridad de luna llena en noche despejada».

 De éstas declaraciones extraemos que el título debe tener las siguientes características:

 1-     Breve, conciso, en una sola oración debe enunciar el tema del sermón.

2-     Vigorosa, enérgica,  atrayente, persuasiva y contundente.

3-     Clara, nítida, sin lugar a ambigüedades

4-     Intrigante, que despierte la curiosidad en los oyentes, tanto que deseen conocer el modo en que el predicador desarrollará el tema.

 IV- Desarrollo del Tema.

 1- Una vez decidido el tema y el tipo de sermón que vamos a presentar, pasamos al desarrollo del tema del tema,  los cuales pueden ser de tres tipos:

 A- TEXTUAL, el que se limita a exponer y explicar un texto bíblico.

B- TEMÁTICO, el que se basa sobre un tema o asunto.

 C- EXPOSITIVO, es el que comenta un pasaje bíblico, narración o parábola de la Sagrada Escritura.

2- Es muy importante tener en cuenta que el desarrollo debe tener un plan, una ilación lógica para que llegue nítida a la mente del auditorio, si no existe una estructura, ellos, recibirán un aluvión de buenas ideas sin ton ni son, no recordarán después ni el tema, ni el propósito de la predicación, solo podrán recordar palabras sueltas.

 3- Este plan debe avanzar en forma progresiva, es decir, comenzar con las ideas más sencillas, para ir avanzando en profundidad y concluir en el clímax del mensaje.

 4- Adoptamos una manera simple y clara de estructurar el sermón. Así, los puntos

principales son indicados por números romanos: I, II, III, IV. Las subdivisiones, por cifras: 1.°,

2,°, 3.°, 4.°, etc. Y las subdivisiones secundarias, por letras: a), b), c), d), etc.

 5-  Como ilustración, veremos un ejemplo del Manual de Homilética de Samuel Vila:

LOS PRIVILEGIOS DEL REBAÑO DE CRISTO

Juan 10:27

 I. Son pueblo especial. — «Mis ovejas».

a) Expresa posesión: «Mis». Hemos sido comprados por El. 6) Expresa carácter:

«ovejas», no lobos.

 II. Son pueblo atento. — «Oyen mi voz».

a) Tienen oídos espirituales.

b) Distinguen las voces mundanas y las del diablo de la del Buen Pastor.

 III. Pueblo amado. — «Yo les conozco».

a) Jesús los discierne.

b) Jesús los aprueba.

c) Jesús los vigila.

 IV. Pueblo obediente. — «Ellas me siguen».

a) Abiertamente reconocen a su Pastor ante el mundo.

b) Personalmente le obedecen.

V- Introducción del Sermón:

 La introducción es tan importante como la conclusión, porque ayuda a despertar el interés y a “romper el hielo” sin duda a veces la expectativa del auditorio o los nerviosismos del predicador pueden dejar la situación del inicio un poco tensa.  Sin embargo con una Introducción adecuada, lograremos distender el ambiente.

 Debemos tener especial cuidado en contar chistes, no siempre caen bien, dependiendo de la personalidad del que los cuenta y del contexto en el cual se encuentra. Hay ocasiones en que rompe el contexto de espiritualidad que se creo con las actividades previas, como el de la alabanza y adoración. Es importante recordar que la Introducción es para poner a los oyentes en favorable disposición para escuchar el resto del sermón y que debe ser breve, sugerente al punto de cautivar la atención

 Las posibles Introducciones podemos sacarlas de:

 1-     Referir un hecho actual que tenga relación con el tema

2-     Explicar el origen del propio sermón, relatar como surgió.

3-     Ponderar, examinar la doctrina que se va a exponer.

4-     Comentar algún detalle del contexto, por ej. En que ocasión se pronunciaron tales palabras, o las circunstancias que rodean a la persona que las dijo.

5-     Hablar sobre el autor del libro que se va a tratar

6-     Relatar un incidente personal, coherente con el tema a tratar.

 VI- Conclusión: 

Se puede concluir haciendo una recapitulación de los puntos principales del sermón, dando énfasis a una  reflexión final, que nos sirva para lanzar un llamamiento o una exhortación.

 Para concluir debemos utilizar palabras tajantes, no frases estereotipadas y mucho menos leer las palabras del bosquejo ha preparado, causaría un terrible efecto en los oyentes.  Cuidar aún más el no repetir conclusiones de sermones pasados.  Hay predicadores que siempre terminan con las mismas frases hechas.

 Nada mejor que dejar que el Espíritu Santo nos dirija en palabras directas al corazón, presentando una conclusión digna de un heraldo suyo, de ésta manera serán mejor exteriorizadas las frases que con tiempo y bajo oración hemos seleccionado cuidadosamente en nuestros momentos de comunión con el Señor mientras preparábamos nuestro sermón.

Corolario

La Homilética es un arte y una ciencia, como tal es una virtud, una disposición y habilidad que debe ser cultivada, se puede perfeccionar con el esfuerzo y la práctica y como ciencia la observación y el razonamiento son ingredientes necesarios, encarando la preparación del sermón desde ésta perspectiva, obtendremos siempre resultados apreciables.

Sugerencias.

* Ir al apartado de  Esquemas  para ampliar un poco más el concepto de bosquejo, especialmente el ejemplo del Gráfico Nº 3, que es el más difundido en la preparación de predicaciones.

* Leer el material completo del  Manual_de_Homiletica

Bibliografía:

Manual de Homiletica – Samuel  Vila

Diccionario RAE –  22ª Edición

Hacia una Predicación Comunicativa – Ruben Gil

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