En los primeros años de mi vida, había leído un relato concerniente al tema de la fidelidad y de los estragos que ocasiona obviarla en nuestras vidas, pasados los años he descubierto, que acertadamente en aquel relato habían equiparado la palabra fidelidad a felicidad, Ser fiel al Señor nos realiza como seres humanos, porque nos hace ser fieles a todo lo demás que da sentido a nuestras vidas; nuestros cónyuges, nuestras familias y compromisos, a nuestros ideales. El fracaso se diferencia del éxito, en éste simple término que incluye un gran desafío: “fidelidad”.
Nuestro Dios, no solo pide fidelidad, como en el versículo en Apocalipsis 2:10, de ser fiel hasta la muerte para recibir la corona de la vida, también nos inspira en su fidelidad, Él fue y será para la eternidad fiel, regocijémonos en ésta verdad expresada en Sal. 117:2 “…y la fidelidad de Jehová es para siempre. ¡Aleluya! Él permanece fiel. Este inicio de año determina no dejar de lado la fidelidad nunca más, determina ser fiel a los sueños y proyectos, que el Señor puso en tu corazón, aquellos que a veces las circunstancias lo opacan, pero recuerda: aunque el día está nublado, aunque mires hacia arriba y no veas más que nubes pesadas y grises, detrás está el Sol, refulgente y cálido, con el mismo brillo de siempre.