Si Cristo no hubiese resucitado, al garete se va toda nuestra predicación y nuestra fe. Pues como dice el apóstol Pablo en 1º de Corintios 15:14: El meollo de la fe cristiana radica en nuestra creencia en la resurrección.
En estos tiempos que corren, para pasar por bruto, no hay mejor fórmula, que declarar que eres cristiano. Lo que primero le viene al pensamiento a todos, es que apoyas a una RELIGIÓN, ojo que lo pongo en mayúsculas para que destaque. Y como la más conocida en nuestro medio es la … No la menciono para no herir susceptibilidades; ha tenido desde tiempo, la fama de vividores que se encierran entre paredes para disfrutar del lujo y criar barriga. Esto es lo más “Light” para no decir que la idea más extendida es que este sector está plagado de pederastas, homosexuales y expertos en el arte de torturar psicológicamente con la idea del infierno, para sacar provecho y manipularnos a su antojo.
Y si dices que no eres católico, si no evangélico, no sé si hay ventajas. Lo primero que te dirán es que te han comido el coco. Que los pastores te manipulan para quitarte los famosos diezmos, que ya bastante nos exprime el IVA con el 18%, que si quieres tirar tu dinero, se lo des a los parados, a los desahuciados y al mendigo de enfrente al supermercado.
Lo que da más estilo es decir que eres Agnóstico, o Hare-krishna, o adepto a cualquiera de esas religiones raras, que crees en la reencarnación, que eres uno con el cosmos, que los ángeles en realidad no son si no aliens y que posiblemente, si un día no te encuentran es porque te has mudado definitivamente a Ganimedes.
Pero si cualquiera de estas creencias mencionadas, tiene la cualidad de encausar la anhelada paz a nuestra alma ahogada en la vorágine de día a día. Si muestra el camino para liberar del pesado fardo de los fracasos pasados. Si no habilita a perdonar a los demás sabiendo que nosotros mismo somos humanos, propensos a errar. Y lo que es más importante, conduce al perdonarse a sí mismo, porque nuestros fallos del pasado tienen voz propia y procuran eternos prisioneros para sus abismos. Entonces no puedo, ni debo insinuarte que dejes tal creencia.
Más si la angustia a ratos, amenaza con entronarse en tu vida, si muchas veces el insomnio es tu más fiel compañero en noches que se hacen eternas. Si un error del pasado, se hace presente en tu memoria con demasiada frecuencia. Si el daño que te han hecho supera a la dosis de perdón que intenta tu lastimado corazón elaborar. Yo quisiera señalarte el camino, que a mí me llevó a deshacerme de esas cadenas. A decirte que es posible una Relación con Dios, que supera todos lo que puede hallarse en una Religión.
Por unos instantes, deja que aquella frase que pronuncio Jesucristo: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.” Mateo 11:28, llegue a tus oídos espirituales y compruebes como resulta en un maravilloso bálsamo. No debes hacer nada más que creer en esas palabras, permitir que el Señor te las explique a través de su Espíritu, porque humanamente, no es posible. Mucho me alegraría de que así fuera. De más estar confesarte que la respuesta para mi, no es ninguna de las que el Título de este artículo reza. Es morir a la antigua vida y resucitar a una nueva en Cristo Jesús.