Esta estrategia se conoce también por los siguientes nombres: Tempestad de ideas – Tempestad del cerebro – Tormenta de ideas – Tormenta cerebral – Torbellino de ideas – Bombardeo de ideas – Avalancha de ideas
Movilización mental – Sacudimiento de cerebros.
La lluvia de ideas o brainstorming, es una herramienta de trabajo grupal que facilita el surgimiento de nuevas ideas sobre un tema o problema determinado. La lluvia de ideas es una técnica de grupo para generar ideas originales en un ambiente relajado, que aprovecha la capacidad creativa de los participantes. Consiste en que el grupo genera tantas ideas como sea posible en un período muy breve, teniendo en cuenta la propagación de ideas por la influencia que ejercen unas sobre otras.
Este método de creación de ideas fue desarrollado en los años 50 del siglo XX como técnica de creación entre ejecutivos publicitarios. A. Osborn, el impulsor de esta técnica, percibió que con este sistema se generaban más y mejores ideas que trabajando los individuos de forma independiente. Así pues, puede afirmarse que el principio básico es que la producción de ideas en grupos es más efectiva que la individual.
Dicha técnica se aplicó en un primer momento en el ámbito de las empresas para temas tan variados como la productividad, la necesidad de encontrar nuevas ideas y soluciones para los productos del mercado, etc. Pronto se extendió al ámbito académico para crear cursos específicos que desarrollaran la creatividad.
En la lluvia de ideas, un pequeño grupo expresa sus ideas, estimulando así su creatividad e innovación. Los miembros del grupo aportan, durante un tiempo previamente establecido, por ejemplo, diez minutos, el mayor número de ideas posibles sobre un tema o problema determinado. Interesa, en primer lugar, la cantidad de ideas; conviene que las aportaciones sean breves, que nadie juzgue ninguna, que se elimine cualquier crítica o autocrítica y que no se produzcan discusiones ni explicaciones.
Cuando se ha terminado el tiempo previsto para la lluvia de ideas, colectivamente o por subgrupos se pueden retomar las aportaciones de una en una y escoger aquellas que se consideren más útiles según los objetivos establecidos.
Algunas de las consignas básicas para el empleo satisfactorio de esta técnica son:
Aplazar el juicio y no realizar críticas, hasta que no se agoten las ideas, ya que actuaría como un inhibidor. Se ha de crear una atmósfera de trabajo relajada y distendida.
Sugerir el máximo de ideas posibles. Cuantas más ideas se sugieren, mejores resultados se conseguirán, puesto que se parte de la premisa de que las mejores ideas aparecen tarde en el periodo de producción.
Generar ideas mediante la asociación: se pone en juego la imaginación y la memoria de forma que una idea encadena y trae a otra. Algunos de los mecanismos que contribuyen a asociar las ideas son:
Relaciones de semejanza: con analogías, metáforas, etc.
Relaciones de oposición: ideas que conectan dos polos opuestos mediante la antítesis, la ironía, etc.
Relaciones de causa-consecuencia: una idea lleva a plantear su causa o bien su consecuencia.
Relaciones de ejemplificación o de generalización: la idea generada puede implicar ejemplificar sobre ella o bien generalizar a partir de unos ejemplos.
Relaciones de clasificación: una idea se clasifica dentro de un grupo de ideas.
Apuntar frases o palabras para recordar las ideas, sin necesidad de expresarlas en frases completas y correctas, esto es, sin preocuparse por la forma de expresión de las ideas.
Releer lo que se ha generado para dar pie a la generación de nuevas ideas.
Dentro de la lluvia de ideas, se distinguen diferentes maneras de llevarla a cabo, como el flujo libre (lluvia de ideas desordenada), lluvia de ideas estructurada o lluvia de ideas silenciosa, entre otras.
En el flujo libre, se escribe en un papel una frase que represente el problema o asunto de discusión. A partir de ahí, los miembros del grupo enuncian ideas y éstas se escriben con el menor número de palabras posible.
En una lluvia de ideas estructurada, el objetivo es el mismo. La diferencia consiste en que cada miembro presenta sus ideas de forma correlativa. Un miembro del grupo puede ceder su turno si no tiene una idea cuando le toca.
En la denominada lluvia de ideas silenciosa, los participantes apuntan en un papel sus ideas en silencio. Los papeles van circulando entre los participantes. Cada participante puede entonces agregar otras ideas relacionadas con la que ha recibido o pensar en nuevas ideas. De esta manera, es posible generar ideas sobre las ideas de otros y se evita así el conflicto o la intimidación por parte de los miembros dominantes y el acopio de ideas fomenta el aprendizaje cooperativo. También se ha convertido en un recurso pedagógico habitual para dar cuenta de/inducir los conocimientos previos de los estudiantes, sus necesidades, etc.
Esta estrategia se conoce también por los siguientes nombres: Tempestad de ideas – Tempestad del cerebro – Tormenta de ideas – Tormenta cerebral – Torbellino de ideas – Bombardeo de ideas – Avalancha de ideas
Movilización mental – Sacudimiento de cerebros.
La lluvia de ideas o brainstorming, es una herramienta de trabajo grupal que facilita el surgimiento de nuevas ideas sobre un tema o problema determinado. La lluvia de ideas es una técnica de grupo para generar ideas originales en un ambiente relajado, que aprovecha la capacidad creativa de los participantes. Consiste en que el grupo genera tantas ideas como sea posible en un período muy breve, teniendo en cuenta la propagación de ideas por la influencia que ejercen unas sobre otras.
Este método de creación de ideas fue desarrollado en los años 50 del siglo XX como técnica de creación entre ejecutivos publicitarios. A. Osborn, el impulsor de esta técnica, percibió que con este sistema se generaban más y mejores ideas que trabajando los individuos de forma independiente. Así pues, puede afirmarse que el principio básico es que la producción de ideas en grupos es más efectiva que la individual.
Dicha técnica se aplicó en un primer momento en el ámbito de las empresas para temas tan variados como la productividad, la necesidad de encontrar nuevas ideas y soluciones para los productos del mercado, etc. Pronto se extendió al ámbito académico para crear cursos específicos que desarrollaran la creatividad.
En la lluvia de ideas, un pequeño grupo expresa sus ideas, estimulando así su creatividad e innovación. Los miembros del grupo aportan, durante un tiempo previamente establecido, por ejemplo, diez minutos, el mayor número de ideas posibles sobre un tema o problema determinado. Interesa, en primer lugar, la cantidad de ideas; conviene que las aportaciones sean breves, que nadie juzgue ninguna, que se elimine cualquier crítica o autocrítica y que no se produzcan discusiones ni explicaciones.
Cuando se ha terminado el tiempo previsto para la lluvia de ideas, colectivamente o por subgrupos se pueden retomar las aportaciones de una en una y escoger aquellas que se consideren más útiles según los objetivos establecidos.
Algunas de las consignas básicas para el empleo satisfactorio de esta técnica son:
Aplazar el juicio y no realizar críticas, hasta que no se agoten las ideas, ya que actuaría como un inhibidor. Se ha de crear una atmósfera de trabajo relajada y distendida.
Sugerir el máximo de ideas posibles. Cuantas más ideas se sugieren, mejores resultados se conseguirán, puesto que se parte de la premisa de que las mejores ideas aparecen tarde en el periodo de producción.
Generar ideas mediante la asociación: se pone en juego la imaginación y la memoria de forma que una idea encadena y trae a otra. Algunos de los mecanismos que contribuyen a asociar las ideas son:
Relaciones de semejanza: con analogías, metáforas, etc.
Relaciones de oposición: ideas que conectan dos polos opuestos mediante la antítesis, la ironía, etc.
Relaciones de causa-consecuencia: una idea lleva a plantear su causa o bien su consecuencia.
Relaciones de ejemplificación o de generalización: la idea generada puede implicar ejemplificar sobre ella o bien generalizar a partir de unos ejemplos.
Relaciones de clasificación: una idea se clasifica dentro de un grupo de ideas.
Apuntar frases o palabras para recordar las ideas, sin necesidad de expresarlas en frases completas y correctas, esto es, sin preocuparse por la forma de expresión de las ideas.
Releer lo que se ha generado para dar pie a la generación de nuevas ideas.
Dentro de la lluvia de ideas, se distinguen diferentes maneras de llevarla a cabo, como el flujo libre (lluvia de ideas desordenada), lluvia de ideas estructurada o lluvia de ideas silenciosa, entre otras.
En el flujo libre, se escribe en un papel una frase que represente el problema o asunto de discusión. A partir de ahí, los miembros del grupo enuncian ideas y éstas se escriben con el menor número de palabras posible.
En una lluvia de ideas estructurada, el objetivo es el mismo. La diferencia consiste en que cada miembro presenta sus ideas de forma correlativa. Un miembro del grupo puede ceder su turno si no tiene una idea cuando le toca.
En la denominada lluvia de ideas silenciosa, los participantes apuntan en un papel sus ideas en silencio. Los papeles van circulando entre los participantes. Cada participante puede entonces agregar otras ideas relacionadas con la que ha recibido o pensar en nuevas ideas. De esta manera, es posible generar ideas sobre las ideas de otros y se evita así el conflicto o la intimidación por parte de los miembros dominantes y el acopio de ideas fomenta el aprendizaje cooperativo. También se ha convertido en un recurso pedagógico habitual para dar cuenta de/inducir los conocimientos previos de los estudiantes, sus necesidades, etc.